viernes, agosto 31, 2007

PARA HABLAR CON PROGRES

Quizá muchos ya conozcáis este decálogo a seguir a la hora de hablar con un progre (si no queda más remedio), de la tan guapa como peligrosa Ann Coulter, castigadora de la izquierda toda americana. Si no es así, sabed que esto es lo que pregona -de lo poco que podemos salvar de lo que dice- la susodicha desde su derechón y extremista minarete:
1. No rendirse antes de pelear.
2. No estar a la defensiva.
3. Hay q sacar de quicio al enemigo, si el progresista con el que está hablando no se queda sin habla espumeante e impotente de rabia es que no lo está haciendo bien. La gente no se pone furiosa cuando se le miente sino cuando se le dice la verdad
4. No disculparse jamás, al menos jamás por lo que los progresistas quieren que se disculpe.
5. No elogiar nunca a un izquierdista.
6. No mostrarse nunca generoso con un progresista.
7. No halagar nunca a un progresista.
8. No dejarse nunca comprar por los argumentos de la izquierda.
9. Prepararse para que los progresistas saquen y aireen los secretos mejor guardados de la vida de uno. En realidad la izquierda, recuerde, odia a los homosexuales.
10. Estar siempre dispuesto a apreciar a los progresistas en trance de reconversión.

martes, agosto 28, 2007

FRANCISCO UMBRAL, BUFANDA DE LA LITERATURA

La noche que llegó al Café Gijón le perdió el miedo al miedo. Desembarcó en Madrid el chico de provincias, cargado de sueños y proyectos, de cielos e ilusiones, de mitos y de libros. Vino como lector de cuentos al Ateneo bajo el paraguas calvo y duro de José Hierro. Y se quedó. Se quedó ya para siempre en un Madrid veloz y bullicioso, preñado de fiestas con nombres en negrita que muy pronto empezarían a aparecer como moscas estampadas en el cristal de papel de periódico de sus columnas.
Hasta entonces, mientras se encargaba de dejar atrás ese “mero trámite que hay que pasar cuanto antes” que era para él la juventud, se encargó de esculpirse su propia imagen, de crear su propio personaje a modo de vacuna o distracción contra el hambre de cenar su mismo hambre y la desesperación de sentarse, en el sillón de mimbre de sus días felices en Argüelles, a esperar que los lectores fueran llegando. Le pasaba a nuestro hombre lo mismo que a Lorca cuando se le quejaba al viejo Valle de los botines blancos de piqué:
-Tranquilo joven, todo Madrid acabará yendo a su teatro.
- Lo que temo es que vengan de uno en uno.
Lo del estilo ya Baudelaire comprobó que era difícil cuando salió a almorzar con un amigo por París con el pelo pintado de azul y no le miró nadie, ni siquiera el amigo. Y en Madrid pasaba un poco lo mismo. Por eso tuvo que andar de chupa y cueros rotos, con gafas de culo de botijo y amasada melena hasta llegar a la imagen dandy de los ceñidos tejanos, chaqueta cruzada de dorados botones y bufanda blanca, como los lirios y la espuma, que no abandonó ya nunca. (sigue)

BENDITO SEAS, UMBRAL

Luto y niebla y ausencia y aire puro. Y silencio. Sobre todo silencio. Y palabras. Sobre todo palabras que quedarán aún más allá de nuestro olvido. Se nos ha muerto un maestro que dictaba sus lecciones atado a la columna de los placeres y los días. Un macarra de melena al yeso y ceñido pantalón. Un dandy con ojos de culo de vaso. Un poeta que huía en moto de los versos. Un narrador de lirios y de nubes. Un ensayista de la historia literaria, que era acaso su propia historia. Un estilo de polvo de brillantes. Un lector voraz, de ceño torvo, devorador fiero de las entrañas de un Madrid que se inventó como tema y como género. Un periodista audaz. Un contador de whisky y tecla dura. Un rojo sentimental con una larga travesía hacia la derecha. Un burgués de chicas progres. Un escritor de mármol de Carrara.
Se nos ha muerto hoy, en fin, la literatura con bufanda.
Bendito sea, maestro. Lo siento mucho y de verdad.

jueves, agosto 23, 2007

Nombres comerciales y gobiernos liberales

La verdad es que aburre a la par que sigue tocando la moral que socialistas de tomo y lomo como la Presidenta Esperanza y sus compinches practiquen estas políticas sumamente intervencionistas y a renglón seguido se autoproclamen liberales. Manda huevos que decía el otro. Afortunadamente la nota liberal llegó pero de la mano de quien menos nos esperábamos, el gobierno de Castilla-La Mancha, socialista como pocos en España pero consciente de que para una oportunidad de desarrollo que tiene la región sería de necios tirarla por la borda. En declaraciones de la Vicepresidenta regional a ellos (el gobierno de CLM) les encantaría que el aeropuerto se llamase Quijote, pero que tratándose de una iniciativa privada el gobierno no podía entrar a decidir el nombre que se le debía dar al aeropuerto. Toma ya. Esto es darle a Esperanza en todo el morro con el Camino de Servidumbre de Hayek (que debe ser lo único liberal que ha leído esta mujer), y es que nunca sabes de quién aprenderás algo. Más.

miércoles, agosto 22, 2007

UN PAR DE ARTÍCULOS

Bueno, pues rompo mi pereza para volver a postear por estos lares. Y lo hago para traer un par de artículos light, como corresponde al letargo del verano.
El primero, sobre el hecho de dejar de emitir en TVE corridas de toros. Aquí.
Y el segundo, sobre el importantísimo tema de mis vacaciones. Por si alguno anda aburrido. Aquí.
A seguir disfrutando...

domingo, agosto 12, 2007

AYN RAND Y EL DINERO

Supongo que muchos conoceréis el texto de haber leído La rebelión de atlas. Para los que no y para los que estén interesados en releerlo, aquí lo traigo (en un principio, sólo estaba publicado un extracto. Gracias al hercúleo trabajo de Stewie Griffin paso ahora a publicarlo entero):
El dinero es sólo un instrumento de cambio, que no podría existir si no se produjeran géneros ni hombres capaces de crearlos. El dinero es la forma material de ese principio, según el cual, quienes deseen tratar con otros, han de hacerlo por el comercio, entregando valor por valor. El dinero no es el instrumento de los plañideros, que solicitan productos con lágrimas, ni de los saqueadores que los arrebatan por la fuerza. El dinero es sólo posible gracias a quienes producen. ¿Es eso lo que se considera culpable?Cuando se acepta dinero en pago del propio esfuerzo, se hace bajo la condición de que luego se podrá cambiar por el producto del esfuerzo ajeno. No son los pusilánimes ni los merodeadores los que dan valor al dinero. Ni un océano de lágrimas ni todos los cañones de la tierra podrán transformar los pedazos de papel que lleva en la cartera en el pan necesario para sobrevivir mañana. Esos pedazos de papel, que en realidad deberían hoy ser de oro, constituyen una prenda de honor: su demanda de energía a la gente que produce. Su cartera es su declaración de esperanza, según el cual, en algún lugar del mundo existen hombres incapaces de quebrantar ese principio moral que es la raíz del dinero ¿Eso es lo que Ud. considera malvado?¿Se ha preocupado alguna vez en investigar las raíces de la producción? Observe un generador eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado por el esfuerzo muscular de brutos sin inteligencia. Intente hacer crecer una semilla de trigo sin los conocimientos transmitidos por quienes por quienes lo descubrieron e iniciaron su explotación. Trate de obtener alimento tan sólo con movimientos físicos y comprenderá que la mente humana es la raíz de todos los géneros producidos y toda la riqueza que haya existido jamás sobre la tierra.Pero Ud. asegura que el dinero lo consiguen los fuertes a expensas de los débiles. ¿A que se refiere? No será la fuerza de las armas o de los músculos. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre para pensar. ¿Consigue el dinero quien inventa un motor a expensas de quienes no lo inventaron? ¿Lo consigue el inteligente a expensas del tonto?. ¿El capacitado a expensas del incompetente? ¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero se hace antes que pueda ser arrebatado antes que el ladrón o solicitado mediante lágrimas, por el esfuerzo de todo hombre honrado, y en la medida de la capacidad de cada cual. El hombre honrado es aquel que comprende que no puede consumir mas que lo que ha producido.Comerciar por medio del dinero es el código de los hombres de buena voluntad. El dinero descansa en el axioma de que Cada cuales el propietario de su mente y su esfuerzo. El dinero no permite a ningún poder humano prescribir el valor de un esfuerzo, excepto por elección voluntaria de quien siente deseos de ofrecer el suyo a cambio. El dinero permite obtener por los propios géneros y el propio trabajo, aquello que quienes han de adquirirlo consideran apropiado; pero no más. El dinero no permite otros tratos que aquellos que se llevan a cabo en beneficio mutuo, dentro del recto juicio de ambas partes. El dinero exige el reconocimiento de que el hombre ha de trabajar en beneficio propio, y no en su daño; para ganar y no para perder, equivale a reconocer que el hombre no es una bestia de carga, nacida para transportar el fardo de su propia miseria, que hay que ofrecer valores y no queja; que el lazo común entre los hombres no es un intercambio de sufrimientos sino de mercancías o valores. El dinero exige que vendáis; pero no debilidad a cambio de estupidez, sino talento a cambio de razón; exige que se compre, no lo peor que sea ofrecido, sino lo mejor que se pueda conseguir con su propio dinero. Y cuando los hombre viven para el comercio o, con la razón y no la fuerza como árbitro decisivo, el mejor producto es el que gana; el trabajo mas perfecto; el hombre de mas profundo juicio y más alta maestría. Y el grado que alcance la productividad del hombre será también el de su recompensa. Tal es el código de la existencia, cuya herramienta y símbolo constituye el dinero. ¿Y Ud. considera eso reprobable?El dinero es sólo una herramienta. Os llevará a donde deseéis, pero no podrá reemplazar como conductores. Os ofrecerá los medios para satisfacción de vuestros deseos, pero no aportará deseos en sí. El dinero es el azote de quienes intentan revertir la ley de causalidad; de quienes buscan reemplazar la mente por los productos de la misma. El dinero no comprará la felicidad para aquel que no tenga un concepto claro de lo que desea; el dinero no le proporcionará un código de valores, si ha evadido el conocimiento de evaluar, ni le proveerá de un propósito si ha eludido la elección de lo que busca. El dinero no conseguirá inteligencia para el tonto, ni admiración para el cobarde, ni respeto para el incompetente y falsificador. Quien intenta comprar el cerebro de su superior para que le sirva, reemplazando con su dinero su capacidad de juicio, termina en convertirse en víctima de sus superiores. Los hombres inteligentes lo abandonarán, pero continuara engañando y los fracasos acudirán en masa a él, atraídos por una ley que no ha descubierto, la que ningún hombre puede ser menor que su dinero. ¿Ese es el motivo que lo considera denigrante?Sólo quien no lo necesita, está capacitado para heredar riqueza; me refiero al hombre que labraría su propia fortuna, no importa con qué. Si un heredero es igual a su dinero, éste le sirve; de lo contrario lo destruye. Vosotros exclamáis que el dinero lo ha corrompido. ¿Es así? ¿No habrá sido él quien a corrompido al dinero?. No envidiéis a un heredero indigno; su riqueza no es vuestra, y no habríais obrado mejor, caso de adquirirla. No consideréis que debió haber sido distribuida entre vosotros. El agobiar al mundo con cincuenta parásitos en vez de uno, no habría hecho revivir esa muerta virtud de lo que fue fortuna . El dinero es un poder viviente que muere al carecer de raíz. El dinero no servirá a una mente que no esté capacitada para ello. ¿Es este el motivo porque lo llamáis odioso?El dinero es vuestro medio de supervivencia. El veredicto que pronunciéis acerca de la fuente de vuestro sustento, es el mismo que pronunciáis de tu vida en sí. Si la fuente es corrupta, habréis condenado vuestra existencia. ¿Adquiristeis el dinero con fraude? ¿Halagando los vicios o la estupidez humana? ¿Acercándote a seres estúpidos con la esperanza de conseguir más de lo que vuestra habilidad merece? ¿Bajando vuestro nivel de vida? ¿Realizando una tarea que despreciáis con destino a compradores con los que sentís desdén? En tal caso, vuestro dinero no os proporcionará ni un momento digno de auténtica alegría. Todo cuanto compréis no se convertirá en tributo, sino en reproche, no en triunfo sino en constante evocador de vergüenza. Entonces gritaréis que el dinero es malsano. ¿Malsano porque no esta a la altura de vuestro propio respeto? ¿Malsano porque nos os deja disfrutar de vuestra depravación? ¿Es esta la causa de vuestro odio hacia el dinero?El dinero siempre seguirá siendo un efecto y rehusará reemplazarlos como causa. El dinero es producto de la virtud, pero no conferirá virtud ni os redimirá de vuestros vicios. El dinero no os dará lo que no hayáis merecido, ni material ni espiritualmente. ¿Es ésa la raíz de vuestro odio hacia él?¿Acaso habéis dicho que el amor al dinero es el origen de todo mal? Amar una cosa significa conocer y amar la naturaleza de que ésta formada. Amar el dinero es conocer y amar el hecho de que tal dinero representa el mejor de vuestros poderes propios y es vuestro pasaporte para comerciar vuestro esfuerzo con el de los mejores de vuestros semejantes. La persona que vendería su alma por unos centavos suele ser la que proclama en voz alta su odio hacia el dinero; y hay que reconocer que tiene motivos para odiarlo. Los amantes del dinero se sienten deseosos de trabajar por él. Saben que están en condiciones de merecerlo. Permitidme una indicación acerca de una clave que conduce al estudio del carácter humano: Quien maldice al dinero, es porque lo adquirió de manera deshonrosa. Quien lo respeta, se lo ha ganado decentemente.Merecen de valor, de orgullo o de estimación propia, los que no poseen el sentido moral acerca de su derecho al dinero y no desean defenderlo como si defendieran su propia vida, aquellos que parecen pedir perdón por ser ricos, no lo serán por mucho tiempo. Constituyen un cebo natural para las bandas de merodeadores que desde hace siglos se agazapan bajo rocas, saliendo al exterior en cuanto huelen a un hombre que ruega ser perdonado por el pecado de poseer riqueza. Se apresurarán a aliviarle de su culpa, y de su vida también, que es lo que merece.Entonces presenciaréis la elevación de los hombres que militan bajo dos banderas; de quienes viven basándose en la fuerza y, sin embargo, cuentan con quienes viven del comercio para crear el valor de su dinero robado; hombres que se mueven a saltos por el camino de la virtud. En una sociedad moral, ellos son los criminales, y tenéis que proteger contra sus actividades. Pero cuando una sociedad establece la existencia de criminales por derecho y saqueadores legales, es decir, de hombres que utilizan la fuerza para apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas, el dinero se convierte en vengador de quien lo creó. Tales maleantes creen seguro robar a seres indefensos en cuanto han aprobado una ley que los desarme. Pero su botín se convierte en imán para otros como ellos, que se lo arrebatarán a su vez, y así continúa la carrera, venciendo, no el mas diestro en la producción, sino quienes emplean mayor brutalidad rudeza y engaño. Cuando la fuerza se convierte en estandarte, el criminal vence sobre el ratero, pero entonces la sociedad desaparece entre un cúmulo de ruinas y de crímenes. ¿Queréis saber si ese día va allegar? Observad al dinero. El dinero es el barómetro de las virtudes de una sociedad. Cuando notéis que el comercio se efectúa, no por el consentimiento de partes, sino por obligación; cuando veáis que, con el fin de producir, necesitáis permiso de quienes no producen nada; cuando observéis que el dinero afluya a quienes trafican no en géneros, sino en favores; cuando os deis cuenta que muchos se hacen ricos por el soborno, por la presión mas que o por el trabajo, y que las leyes no nos protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los protegidos contra vosotros; cuando observéis cómo la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en sacrificio, podéis asegurar, sin temor a equivocaros, que vuestra sociedad esta condenada. El dinero es un medio tan noble que no compite con las armas, ni pacta con la brutalidad y el engaño. Nunca permitirá a un país sobrevivir como propiedad a medias o como botín compartido.Siempre que aparezcan elementos destructores entre los hombres, empezarán por destruir el dinero, porque éste es la protección del hombre y la base de la existencia moral. Tales elementos se apoderarán del oro, entregando a cambio un montón de papel falsificado. Con ello matarán todos los fines objetivos y situarán al hombre en las garras de un arbitrario promulgador de valores. El oro es un valor objetivo, un equivalente a riqueza producida. El papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe, reforzada por un arma apuntada contra aquellos de quienes se espera que la produzcan. El papel es un cheque cursado por saqueadores legales sobre una cuenta ajena; la virtud de las víctimas. Vigilad la llegada del día en que dicha cuenta se agote.Cuando se ha convertido el mal en medio de supervivencia, no confiéis en que los hombres sigan siendo buenos. No esperéis que conserven la moralidad y pierdan la vida convertidos en pastos de lo inmoral. No esperéis que produzcan, cuando la producción se ve castigada y el robo recompensado. No preguntéis entonces ¿Quién está destruyendo al mundo? Porque seréis vosotros mismos. Os encontráis entre los mayores logros de la mayor civilización productiva y os preguntáis por que ésta se derrumba a vuestro alrededor mientras maldecís lo que le da vida: el dinero. Contempláis al dinero como los salvajes antes que vosotros, y os preguntáis por que la selva vuelve a acercarse a los limites de vuestras ciudades. En toda la historia humana, el dinero fue siempre botín de aprovechados, de un tipo o de otro. Sus nombres cambiaron, pero sus métodos fueron siempre los mismos: aprovecharse de la riqueza por la fuerza y mantener cautivos a los productores, rebajándolos, difamándolos y despojándolos de su honor. Esa frase acerca de los males del dinero, que usted ha expresado con semejante precipitación, no exenta de un deseo de rectitud procede de un tiempo en que la riqueza era producida por la labor de los esclavos; esclavos que repetían movimientos descubiertos con anterioridad por la mente de alguien y que prosiguieron ejecutándose sin mejoría alguna durante siglos. Mientras la producción fue gobernada por la fuerza y la riqueza se consiguió con la conquista, hubo poco que aprender. Sin embargo, a través de los siglos de miseria y de hambre, los hombres exaltaron a los saqueadores como aristócratas de la espada, como aristócratas de cuna, y más tarde como aristócratas de despacho, despreciando a los productores, primero como esclavos, y luego como comerciantes, tenderos e industriales.Para gloria de la humanidad, existió por única vez en la historia, un país del dinero y no me es posible pagar más alto y reverente tributo a América por lo que ello significa: un país donde reinan la razón, la justicia, la libertad, la producción y el progreso. Por vez primera, la mente y el dinero de los hombres quedaron libres y dejó de existir la fortuna como botín de conquista. Por el contrario, floreció allí como producto del trabajo, y en vez de guerreros y de esclavos, progresó el verdadero forjador de fortunas; el gran trabajador convertido en el más alto rango de ser humano: el forjador de si mismo, el industrial americano. Si me pedís que dé nombre a la distinción de que los americanos pueden estar más orgullosos, escogería, porque contiene a todas las demás, la de haber sido el pueblo que creó la frase "hacer dinero". Jamás en ninguna otra lengua o nación había existido semejante palabra; los hombres pensaron siempre en la riqueza como una cantidad estática que podía ser objeto de robo, conseguirse mediante ruegos engaños, heredarse, compartirse u obtenerse como favor. Los americanos fueron los primeros en comprender que la riqueza debía ser creada. La frase "hacer dinero" contiene la esencia de la moralidad humana.Sin embargo, tales fueron las palabras por la que los americanos se vieron denunciados por las podridas culturas de los continentes de ladrones. Ahora, el credo de los mismos los lleva a considerar vuestros más dignos logros como motivo de vergüenza; vuestra prosperidad como un afán culpable; vuestros más eminentes personajes industriales como unos granujas, vuestras magníficas fábricas como producto de labor muscular, trabajo de esclavos movidos por el látigo, como los que construyeron las pirámides de Egipto. El malvado que se lamenta de no ver diferencia entre el poder del dólar y el poder del látigo, debería aprender dicha diferencia en su propia piel... como creo que ocurrirá a la larga.Hasta descubrir que el dinero es la base de todo bien, se camina hacia la propia destrucción. Cuando el dinero deje de ser herramienta con la que los hombres trafiquen uno con otro, éstos se convertirán en herramientas de otros hombres. Sangre, látigos, cañones o dólares. ELEGID.... No existe otra opción y el tiempo se va acabando.

viernes, agosto 10, 2007

Estado de miedo en las carreteras

Acaba de estrenar la DGT una nueva campaña de publicidad para este verano, concretamente para el mes de agosto ya que es el período de mayor movimiento de vehículos por aquello de la generalización de las vacaciones en este mes. El trasfondo del spot publicitario no es nuevo, sigue la línea estatista de toda la vida, esto es, la culpa siempre es del ciudadano. Siendo cierto que los que conducimos somos nosotros tengo la sensación de que no todo es como nos lo pintan, nunca lo es y a buen seguro tampoco lo será ahora.

En lo que se refiere al anuncio en sí se nota la mano del estado a la legua, meter el miedo en el cuerpo a la gente es la forma favorita de proceder del poder público. Aunque no es tan cruento como otras veces (aun recuerdo las explícitas imágenes de campañas anteriores que más bien parecían imágenes de pura casquería que un spot pretendidamente serio) no renuncia a mostrar accidentes espectaculares a modo película americana. Pero si lo hacen así es porque funciona, sin duda es el miedo la mayor arma del estado y la utiliza continuamente. Hoy día el mayor ejemplo a nivel mundial es el calentamiento global, una burda mentira presentada en medio de un brutal estado de miedo. En nuestro país la herramienta es empleada para acusarnos de todo lo malo que ocurre en las carreteras, faltaría más.

La medida estrella del gobierno el pasado verano fue la implantación del carné por puntos, soberana engañifa destinada a aumentar el control social. Se las prometían muy felices los responsables del tema cuando al principio los accidentes disminuyeron en comparación con el año anterior aunque nunca se demostró que aquella fuera la causa (ojo, no lo niego, simplemente digo que se asumió como cierta una afirmación de correlación sin demostrar nada). Apenas ha pasado un año y el efecto parece haberse diluído como un azucarillo. Ya nadie saca pecho por el carné y optan por lo de siempre: asustar a la población y quitarse responsabilidades de encima.

El carné por puntos ha fracasado pero no así la pata de apoyo fundamental del mismo, es decir, los radares. Éstos han funcionado, funcionan y funcionarán perfectamente. La razón de su efectividad es que favorecen las arcas del estado y para esto siempre hay medios. No veremos jamás falta de funcionarios en Hacienda pero sí enormes restricciones en Sanidad. Lo curioso de los radares es que siendo tan abiertamente impopulares a nadie se le ocurre protestar enérgicamente contra ellos en una nueva muestra de adormecimiento ciudadano en el regazo estatal. Y es lógico que sean rechazados mayoritariamente pues su finalidad es claramente recaudatoria, no evitan accidentes y en todo los casos perjudican la fluidez del tráfico. Dada su enorme coste la autoridad competente opta por situarlos en vías con gran cantidad de tráfico, es decir, en autovías principalmente. De esta forma se garantizan una segura renta en forma de multas abundantes. Sería de locos colocar un caro radar en una carretera comarcal pues así sería imposible amortizar al gasto. La cuestión ahora es ver si están bien puestos los radares en autovías de dos, tres y hasta cuatro carriles por sentido con un excelente pavimento y magnífica luminosidad. La respuesta es la misma que establecer el límite de velocidad en 120 km/h para este tipo de vías. Es absurdo situar en ese punto el límite cuando las condiciones de la carretera son como las he descrito y los coches son cada vez más seguros. La respuesta de la autoridad se basa en reducir al máximo las posibilidades de accidente ya que a 100 km/h habrá menos accidentes, y aún menos a 80 y así sucesivamente hasta llegar al punto de que si la gente no saliera con el coche no habría accidentes (miren cómo de nerviosos se ponen los responsable del tráfico cuando en invierno se colapsan a la mínima de cambio las carreteras por cuatro copos de nieve mientras la gente contra la voluntad del controlador público osa salir a la carretera). Esta lógica es la que emplea el estado cuando gestiona un servicio como las carreteras o la sanidad. En los hospitales ocurre lo mismo y para comprobarlo no hay más que observar lo ocurrido en el Hospital de Leganés. Lo que para una empresa es un cliente al que cuidar si quiere que otros sigan contratando sus servicios, para el estado es un gasto que reducir pues sus ingresos no dependerán del trato dado pero sí lo harán los gastos. De este modo para que el estado cumpla su objetivo de eliminar los accidentes (como si tal cosa pudiera lograrse) lo que hará no será mejorar el servicio como lo haría una empresa sino restringir el mismo.

Curiosa fue la reciente interesada filtración de la DGT a las televisiones de un conductor “pillado” a 223 km/h como ejemplo de criminal al volante (en todo caso sería un crimen sin víctima, es decir, no es un crimen). Lo que no se decía en la noticia pero que se podía apreciar sin demasiado esfuerzo es que el coche era un Ferrari, quizá el mejor deportivo del mundo, y la carretera una autovía sin circulación y aparentemente en las condiciones que antes mencionábamos. Pero analizar con rigurosidad una noticia no está al alcance de las mediocres televisiones de nuestro país, y es que podrían haber llegado a la conclusión de que los accidentes no están causados por súper deportivos circulando en carreteras en perfectas condiciones vacías de coches. Claro que esta táctica tampoco es nueva ya que la emplea el estado para justificar la ampliación de los servicios “sociales” (igualito que democracia popular a democracia) a toda la población. Merece la pena verlo un momento. La sanidad pública se fundamenta en el niño pobre de la montaña que requiere de diálisis (un tratamiento muy caro) y para atenderlo se monta un gigantesco sistema de sanidad pública (historia by Carlos Rodríguez Braun). Por tanto vemos que no es nuevo el método de emplear el marginal para justificar un mastodóntico modelo estatal.

Lo que sea menos hablar sobre el penoso estado de las carreteras en las cuales se produce la inmensa mayoría de los accidentes. Se conoce la existencia de puntos negros pero nadie hace nada por arreglarlos y esto tiene su explicación en la economía de lo que se ve y lo que no se ve como diría Hazlitt. Un político gana votos realizando grandes carreteras por las que circula mucha gente. En cambio no se ven los muertos por accidente en las carreteras en mal estado que se hubieran podido evitar de desplazar el gasto a solucionar los puntos negros, pero claro por esas vías circula poca gente y los muertos por accidente de tráfico ya no están aquí para protestar. Si la carretera en mal estado fuera privada no habría clientes que quisieran pagar por un mal servicio por lo que el propietario se vería compelido a arreglar la vía si quiere obtener beneficios, cosa que no ocurre cuando la gestión es pública ya que los ingresos del estado no dependen de cuánta gente opte por utilizar esa carretera sino de los impuestos que son obligatorios. En todo caso la pervivencia de un político en el puesto depende de una foto ante una nueva autovía, no de una carretera secundaria con escaso tráfico.

Personalmente creo que lo más desastroso de esta situación es el lema de otra campaña de la DGT que decía No podemos conducir por ti. Ante nosotros tenemos el núcleo de todos los problemas y que a lo largo de estas líneas hemos ido viendo y que no es otro que el anhelo de control social que decíamos. Aznar fue ridiculizado por la progresía al servicio del estado por quejarse en tono liberal preguntándose quién les había dicho a ellos (la DGT) que quería que condujesen por él. Se trata sin duda de una de las manifestaciones más abiertamente liberales del ex presidente pero que desafortunadamente no fueron comprendidas por la izquierda, particularmente por el profeta Gabilondo que despotricó contra Aznar de forma deplorable. Mal, muy mal estamos si unas declaraciones tan coherentes con la Libertad son ridiculizadas por tanta gente. Algo va muy mal, tanto que el Gran Hermano está más cerca de conducir por nosotros a la par que nos pone el cinturón bien apretado, no vaya a ser que algún día queramos huir de su “tierno” regazo orwelliano.