Tradicionalemente se admite sin lugar a demasiadas discusiones doctrinales que la inflación (entendida como el incremento generalizado del nivel de precios) esconde tras si una realidad que a veces se nos escapa, esto es, lo que de verdad ocurre es que no suben los precios de los bienes y servicios como tales, sino que es más correcto apuntar que disminuye el valor del dinero debido a un incremento de la oferta monetaria. No voy a entrar aquí en analizar todas las múltiples consecuencias que esta actución de política monetaria conlleva, tan sólo recordad que son siempre negativos. Ahora bien, la cuestión es ¿ese siempre es un siempre o un casi siempre?
Hagamos un poco de historia. El período que va desde 1500 (en realidad 1492) hasta 1800 fue de gran inestabilidad en los precios, llegando a producirse en el siglo XVI la llamada revolución de los precios. Los factores son varios pero principalmente influye el incremento de la oferta monetaria (llegada de plata desde Europa Central y del Este y sobre todo procedente del Nuevo Mundo, particularmente de la minas de Alto Perú y Nueva España) . Como hemos señalado anteriormente este suceso debería producir siempre un perjuicio social pero la historia nos muestra que al menos una vez tuvo repercusiones positivas.
Hemos de centrarnos en la realidad del momento para comprender la anécdota económica. En aquel tiempo el comercio comenzó a desarrollarse profusamente en detrimento del sector agrícola, ahora bien, la cuestión clave es conocer qué factores favorecieron el comercio. Pues aunque parezca mentira uno de ellos es el incremento de la oferta monetaria.
Se utilizaba principalmente plata como medio de intercambio generalizado (lo cual a día de hoy nos parece un sueño irrecuperable) que era eminentemente valioso en relación con el resto de bienes no monetarios. Esto es bueno si lo que pretendemos llevar a cabo son grandes transacciones. Por ejemplo, suponiendo que un billete de 500 euros tuviera realmente ese valor intrínseco y sólo tuviéramos ese tipo de dinero, ¿cómo haríamos para comprar el pan que vale menos de 1 euro? Lo tendríamos complicado ¿verdad? Pues algo parecido ocurrió hasta el siglo XIX ya que la plata valía mucho relativamente, por lo que sólo era buena para hacer grandes intercambios, pero a menor escala una plata tan valiosa era un estorbo al comercio puesto que prácticamente imposibilitaba que la gente comprase pan.
Aquí podríamos decir que quizá cabría la posible división de la moneda de plata mediante la técnica de fundido del metal, pero no solucionamos gran cosa ya que la fracción de moneda que necesitaríamos sería tan pequeña que su uso sería una locura por la escasa practicidad. Otra posible solución consistiría en crear un nuevo medio de pago pero tampoco acabamos solucionando nada. De hecho en España se creó el bellón pero terminó fracasando aunque su vigencia se mantuvo cerca de 100 años. Esto se debe a que la gente acabará optando por una de las dos moneda existentes, una de ellas finalmente dominará sobre la otra debido a que en cada momento los individuos querrán que su dinero sea de la moneda A y no de la moneda B (si es mejor la moneda A y tengo ahorros en B lo que haré será intentar cambiarlos por ahorros en A)por cuestiones de mera especulación y utilidad del momento, y no habremos cambiado nada.
Llegados a este punto sólo nos queda una solución para poder comprar el pan: que la moneda de plata valga menos, de tal forma que una barra se pueda cambiar fácilmente por mi moneda de plata. Y a ello contribuyeron las entradas masivas de metales precioso mencionados al pricipio.
El resultado fue el favoreciemiento del comercio tal y como la historia nos demuestra, y un perjuicio para la agricultura y la industria pues el volumen de sus transacciones son claramente diferentes de los del comercio.
Con esta historieta no quiero desmontar nada, ni mucho menos, tan sólo contar una anécdota que me parece cuanto menos curiosa.
PD: en UDE recogemos el guante lanzado por Rallo pero como es un blog comunal habrá que ponerse de acuerdo para que salga un curioso popurrí.
jueves, noviembre 17, 2005
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