jueves, julio 27, 2006

GIBSON Y LA "SED DE JUSTICIA"

Cuando uno come de hablar de la guerra civil en los términos pecesbarbísticos de “buenos y malos” corre con una serie de riesgos.
Entre ellos, hacer el ridículo y decir tonterías, que es, precisamente, lo que hizo la otra noche el historiador Ian Gibson.
Tres cosas son dignas de destacar de todo lo que dijo:

1.- Que no ve en el que se conoce como proyecto de Ley de Memoria Histórica que el Gobierno tiene previsto aprobar próximamente "ningún deseo de remover odios y rencores, sino sed de Justicia, algo que me parece necesario". Ante esto, cabe preguntarse si las gafotas que luce Gibson estarán bien graduadas. Si lo estuvieran y el hispanista sigue con esas idioteces del hambre y sed de justicia, no estaría mal que pagara de su bolsillo los gastos que supone llevar a cabo todas las gilipolleces que se le han ocurrido a Zapatero. Desde luego, lo que no es justo es que pague yo el hecho de que a esta gente se le antoje cambiar la historia a estas alturas levantando calles, haciendo borrones en los mapas e imprimiendo panfletos incendiarios, organizando actos y homenajes cínicos y embusteros...
Por cierto, que sobre la Ley de la Memoria Histórica hay dos riesgos que corremos, aparte del coñazo que nos den:
-Según lo expresado por la anciana Fernández de la Vega, la Ley "no trata en ningún caso de excluir, sino más bien igualar –culminó-. Se trata de que la historia sea igual para todos". Esto me deja helado de inmediato porque dado el historial de los gobernantes y sus secuaces, entiendo por “igualar” que las monjas que queden vivas deben ser igualmente violadas o los mojes quemados, que se recontará el número de asesinados por los dos bandos para fusilar de inmediato la diferencia y así igualarlos en ajusticiados y que tendremos, entre otras cosas, que sufrir en los próximos 40 años una dictadura comunista con el fin de que todos tengan las mismas oportunidades de oprimir.
- Además, la nueva Ley debe “extender y ampliar derechos allí donde todavía, después de tantos años, o no habían llegado o no se habían reconocido". Esto de los socialistas con los derechos, ya se sabe. Muy bien dijo la insigne Evita Perón que “toda necesidad era un derecho” y así lo hacen estos. De esta manera, habrá que reformar la Constitución para incluir en ella un Título entero dedicado a los, estos sí, “derechos históricos” que podrán ser: dcho a ser resarcido por la Historia, dcho de invención de la Historia, dcho a que la Historia no sea impuesta… En definitiva, a la libertad de expresión y libertad de movimiento, habrá que añadir ahora la Libertad de la Historia.

2.- Que "como hispanista observo cada día" un "momento de libertad, tranquilidad y esperanza en el porvenir" de España. Pues bueno, otra vez recomendamos al Sr. Gibson mirarse lo de las gafas. Por otro lado, la pena es que la esperanza, la libertad y la tranquilidad la vea este señor en el “porvenir de España” y no en cada uno de los españoles.

3.- Y por último, cómo no, vuelve al lugar de siempre. A la tumba de Lorca. Y repitiendo lo mismo que ha dicho ya doscientas veces (Lorca es universal, es de todo el mundo, la decisión de desenterrarle no corresponde sólo a la familia…) añade esta vez una interesante novedad: “Alrededor del mundo hay muchas personas, como yo, que amamos la figura de García Lorca. No es bueno que haya este silencio, es sospechoso". Llamo la atención sobre lo de “sospechoso”. ¿Qué habrá querido decir Gibson al respecto? ¿Cuáles son los agujeros negros de la actitud de la familia? ¿Se pondrá en contacto el escritor con Luis del Pino? En fin, menos mal que hace poco la familia Lorca puso las cosas en su sitio…

PD: Dicho lo cual, reconozco haber disfrutado algunos de los libros de Gibson. Recién comprado tengo su última biografía de Machado, que espero leer este verano.

3 comentarios:

Libertymad dijo...

Gibson chochea. Nunca ha sido un historiador serio. Su historia de la guerra civil está más que superada, y el problema no es que careciera de fuentes cuando la publicó. Simplemente fue muy selectivo.
Estoy harto de falsos hispanistas que viven del cuento y de la subvención. Stanley Payne, y no Gibson, es un ejemplo de historiador serio, cuyos libros han envejecido bien, y que se ha nutrido de las aportaciones de otros y de la evidencia que ha ido apareciendo.
Eres muy generoso comprándote un libro de Gibson. ¡Qué Dios te lo pague!

J.J.Mercado dijo...

Caridad privada, ya sabes. Que no se diga luego...

Anónimo dijo...

Gibson no tiene que mirarse lo de las gafas. Es un lince. Y claro, así, vive como Dios. No creo que le importe mucho si lo que dice es verdad o no; más bien le importará saber si es lo que le conviene decir.

Gracias a eso los de la pesoe de Andalucía y alguno más lo van paseando por aquí y por allí a tantos miles de euros la aparición.

Miles de euritos que salen de mi bolsillo. Naturalmente.