Los socialistas siguen a lo suyo. Esta vez, los misiles contra la libertad vienen de las trincheras socialistas. Concretamente, del pelotón comandado por el tan ilustrísimo como iletrado Rafael Simancas, aquel que para pedir el voto hizo pucheros por no poder arreglar la Play Station de su niño (se lo habría gastado todo en aquel chalet que le sacaron días después).
Bueno, pues el caso es que los socialistas madrileños se han reunido para arreglar el planeta tierra y, entre toda una serie de propuestas urgentísimas (aumentar el gasto en enseñanza pública, conceder el voto a los inmigrantes, la gratuidad del transporte para niños y viejos...) estos sociatas han decidido que es intolerable que haya personas que decidan alquilar su propio cuerpo para comer. No es que les parezca inmoral, no, no. Es que han decidido que hay que condenarlo por ley lo antes posible.
La misma progresía que hace méritos dando palmadas al paso de cualquier gay o transexual que se precie, que se seca los lagrimones por los pobres del mundo, que pasa los días y las noches intentando encontrar la receta de que los ricos dejen de serlo para que los pobres hagan lo propio deciden darse, por obra y gracia del espíritu santo, la potestad de decidir por los demás qué es lo que deben hacer con su propio cuerpo.
Esto es algo que no debería sorprender a nadie. Al fin y al cabo, el socialismo no es sino manejar de manera arbitraria desde una posición estatal las propiedades ajenas para hacer con ellas lo que mejor les convenga. Lo mismo da la renta, que los bienes, que el propio cuerpo. Todo queda nacionalizado a expensas del burócrata de turno, que decide desde su despacho si puedes o no fumar, o comer, o drogarte, o comerciar, o prostituirte, o saltar, o bailar, o trabajar, o conducir... Eso sí, todo por nuestro propio bien.
Este es el gran problema de confundir lo moral con lo legal, que lo mismo vale para quitarte puntos en el carnét de conducir, para evitar que te ganes el pan como mejor te parezca o para que formes una fila recta en el paredón de cualquier ciudad. Diferencias cuantitativas. Nada más.
3 comentarios:
Estos progres son la leche. Un día se las dan de modernos y otros aplican medidas conservadoras.
Yo diría que lo hacen el mismo día. Son así. Ahora, que nadie espere cosa distinta. Son socialistas, así que nadie puede acusarles de incoherencia.
crLo peor de todo este tinglao que se traen entre manos es,que mientras piensan si van de pogres o van de conservadores,se están cargando España,claro,la coherencia es total dado que es lo que tienen como punto de mira
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