Dejando a un lado a los obcecaditos de mente, que en este país los hay a patadas (“en España no cabe un tonto más”, solía repetir incansablemente Santiago Amón) suele pasar con los liberales madrileños a la hora de acudir a votar a Esperanza Aguirre lo mismo que a aquél aficionado que, harto ya de acudir religiosamente a ver cómo Curro Romero hacía el ridículo más grande cada tarde, terminó por gritarle “Curro, el próximo día va a venir a verte tu puta madre” para, dos minutos y doscientas amenazas después, incapaz de controlarse, añadir “y yo también”, obteniendo el reconocimiento tanto de La Real Maestranza de Sevilla como de las más íntimas profundidades de su conciencia.
Bueno, pues lo mismo pasa con la señora Aguirre y Gil de Biedma, que se pasa las horas regalándonos a todos los liberales de buena voluntad (entre los que, faltaría más, no me encuentro) un sinfín de palabrería estupenda y guiños cómplices, como de llevar la una en el mus, para después lanzarse al toro de la libertad con la misma mala sangre con que el Faraón de Camas desguazaba a los pobres morlacos que le tocaban en el sorteo.
Sé que mentar a Esperanza Aguirre con ánimo crítico en los ambientes liberales –más aún después de su arrolladora victoria electoral- es motivo suficiente para encontrarte inmerso en un inmediato “bosque de espaldas”, que diría Ruano. Poner en duda el carácter liberal de La Presidenta delante de alguien con el debidamente homologado carné de liberal viene a ser como llevarse la mano al interior de la chaqueta en una novela de Raymond Chandler.
Así pues, parapetado en la protección y la distancia que me da este medio, aprovecho para plantear una vez más mis dudas sobre la actitud que debe tomar un liberal con respecto a la susodicha.
Y lo hago al estilo del duque de Osuna, que siendo procesado se negó a su derecho de defensa diciendo que por tal presentaba sus victorias -»Faltar pudo su patria al grande Osuna, pero no a su defensa sus hazañas…»-. Del mismo modo, acudo a las hazañas de doña Esperanza con el fin de ejercer, en este caso, de acusación particular. Tomo por fuente su propia web, recuerdo algunas de sus propuestas y confirmo que las ha cumplido -no le escamoteo la virtud-, dando a resultas «con 90 nuevos kilómetros de metro, 8 nuevos hospitales, 56 nuevos centros de salud, 137 colegios bilingües y 2.500 policías locales más, entre otras importantes acciones», todo ello gracias a «un ambicioso presupuesto social», entre el que se encuentra también el haber destinado durante la pasada legislatura más de 4.417 millones de euros para “integrar a los inmigrantes”, o limitar a 4 las alturas de los pisos de Madrid –si no le gusta, que se nos largue a la selva, que allí se estilan los chocitas bajas-, o subvencionar las operaciones de transexuales, que es ya el colmo de los colmos. Comprendo –aunque me tenga que tapar la nariz del asquito que me da- que se dedique a comprar votos a base de hospitales y paradas de Metro, pero carajo… esto es ya puro vicio.
Dicho lo cual, y siendo las cosas como son, pongo a trabajar el córtex prefrontal y me pregunto: ¿merece el tratamiento entregado que a menudo recibe por parte de los liberales?, ¿a qué viene sacar en su defensa tantas excusas (al fin y al cabo es política, los demás son peores que ella, bastante hace ya…), ¿es fundada la esperanza liberal que suele suscitar?, ¿no sería mejor, acaso, viendo que querencias no le faltan, incrementar la presión y el carácter crítico sin que los principios liberales se desvanezcan con su presencia?… Mediten y respondan los que a votarla acudieron y todos aquellos que miran a la Puerta del Sol con envidia desde los puntos más alejados de la geografía española. Aún estamos a tiempo de desjarretar el mito.
Bueno, pues lo mismo pasa con la señora Aguirre y Gil de Biedma, que se pasa las horas regalándonos a todos los liberales de buena voluntad (entre los que, faltaría más, no me encuentro) un sinfín de palabrería estupenda y guiños cómplices, como de llevar la una en el mus, para después lanzarse al toro de la libertad con la misma mala sangre con que el Faraón de Camas desguazaba a los pobres morlacos que le tocaban en el sorteo.
Sé que mentar a Esperanza Aguirre con ánimo crítico en los ambientes liberales –más aún después de su arrolladora victoria electoral- es motivo suficiente para encontrarte inmerso en un inmediato “bosque de espaldas”, que diría Ruano. Poner en duda el carácter liberal de La Presidenta delante de alguien con el debidamente homologado carné de liberal viene a ser como llevarse la mano al interior de la chaqueta en una novela de Raymond Chandler.
Así pues, parapetado en la protección y la distancia que me da este medio, aprovecho para plantear una vez más mis dudas sobre la actitud que debe tomar un liberal con respecto a la susodicha.
Y lo hago al estilo del duque de Osuna, que siendo procesado se negó a su derecho de defensa diciendo que por tal presentaba sus victorias -»Faltar pudo su patria al grande Osuna, pero no a su defensa sus hazañas…»-. Del mismo modo, acudo a las hazañas de doña Esperanza con el fin de ejercer, en este caso, de acusación particular. Tomo por fuente su propia web, recuerdo algunas de sus propuestas y confirmo que las ha cumplido -no le escamoteo la virtud-, dando a resultas «con 90 nuevos kilómetros de metro, 8 nuevos hospitales, 56 nuevos centros de salud, 137 colegios bilingües y 2.500 policías locales más, entre otras importantes acciones», todo ello gracias a «un ambicioso presupuesto social», entre el que se encuentra también el haber destinado durante la pasada legislatura más de 4.417 millones de euros para “integrar a los inmigrantes”, o limitar a 4 las alturas de los pisos de Madrid –si no le gusta, que se nos largue a la selva, que allí se estilan los chocitas bajas-, o subvencionar las operaciones de transexuales, que es ya el colmo de los colmos. Comprendo –aunque me tenga que tapar la nariz del asquito que me da- que se dedique a comprar votos a base de hospitales y paradas de Metro, pero carajo… esto es ya puro vicio.
Dicho lo cual, y siendo las cosas como son, pongo a trabajar el córtex prefrontal y me pregunto: ¿merece el tratamiento entregado que a menudo recibe por parte de los liberales?, ¿a qué viene sacar en su defensa tantas excusas (al fin y al cabo es política, los demás son peores que ella, bastante hace ya…), ¿es fundada la esperanza liberal que suele suscitar?, ¿no sería mejor, acaso, viendo que querencias no le faltan, incrementar la presión y el carácter crítico sin que los principios liberales se desvanezcan con su presencia?… Mediten y respondan los que a votarla acudieron y todos aquellos que miran a la Puerta del Sol con envidia desde los puntos más alejados de la geografía española. Aún estamos a tiempo de desjarretar el mito.
10 comentarios:
lo que no se es como despues dl papelon de redliberal ,las pasadas elecciones, sigues por aqui.
A mi la verdad, ya no me engañan con eso de liberales.
Debe ser que a lo mejor prefieres a Gallardón, un supuesto pepero (digo supuesto porque que PRISA te alabe habla de cómo eres).
La verdad, prefiero una mujer que me ponga el metro al lado de casa (no me va ni me viene, pues mi barrio ya lo tiene) o un hospital cerca (que parece que por fin, lo van a hacer en Carabanchel, que ya era hora); y que no se ponga manos a la obra a joder España.
Que a mí también me revienta que vaya a pagar las operaciones a los transexuales, no lo dudes: me parece patético que para arreglarte los dientes tengas que pagar y que un maricón no lo tenga que hacer para cortarse la polla. Pero eso en parte es culpa nuestra, porque cada vez que hacen una cosa así, nos quedamos sentados y no hacemos nada, ¡qué espereas que hagan ellos!
Así que piénsalo bien, quieres una Ex-paña gobernada por sabandijas y terroristas o por gente que se preocupa por problemas de verdad.
Y si no nos gusta lo de los maricas, se protesta contra ello, que supongo que más caso que ZP nos hará.
Ni prefiero a Gallardon, ni termina de asustarme eso del fin de España ni me molesta especialmente que el dinero se gaste en homosexuales o transexuales. Lo mismo me molestaría si el dinro se usa para ponerle dientes al abuelete o a abrir aradas de Metro.
La cuestión principal es que tu amiga, esa que se preocupa por problemas reales - qué carajo sabrá ella cuáles son MIS problemas-, roba dinero ajeno y lo invierte donde a ella le parece oportuno.
Y que luego encima se llame liberal...
Lástima que ya no esté Dodgson Lluís. Él seguro que escribiría que Espe, a pesar de todo, está realmente buenísima...
Probablemente lo que te pasa es que estás ofuscado por el mito socialista de que los elegidos en las elecciones son los representantes legítimos del pueblo y como tal representan su voluntad, teoría que ha legitimado todas las invasiones de derechos que ha protagonizado el Estado socialdemócrata hasta hoy. La democracia liberal era mucho más modesta a la par que realista. Conocido el monstruo que era el estado lo trataba de limitar mediante el reconocimiento de unos derechos individuales que tuviese que respetar, establecía tres poderes independientes entre ellos, y establecía un método que permitiese echar a los gobernantes de forma pacífica, las eleccione.
Todo esto lo expone con mucho más talento tu "amigo" Jimenez Losantos: en las elecciones se vota contra alguien no a favor de alguien.
Dicho todo esto estoy de acuerdo con tu comentario sobre Aguirre y su presunto liberalismo.
Que asco me da la derecha homófoba, aquella de la que el psoe terrorista es fiel exponente, me parecen tan patético como los socialistas, no soportan que la gente viva sus vidas.
Séneca.
Es verdad que Esperanza Aguirre no es liberal, y lo de los cuatro pisos es una payasada que va a encarecer enormemente los pisos, lo que pasa que como lo hace el pp muchos supuestos liberales lo verán hasta bien, y que conste que yo no soy tan anarco-liberal ni nada parecido, eso si, si la comparas con los otros candidatos el cuadro ya no pinta tan mal.
Me parece que os estais pasando de exigentes.
No sabeis lo que teneis, ojala tubieramos en Asturias un presidente como Esperanza.
Yo que he visto la política desde dentro os digo que es muy dificil hacer propuestas liberales en la sitacion actual.
¿Por qué?, 1. El sistema oligo-partitocratico careciente de democracia interna.
2. La inexistencia de una masa social lo suficientemente grande como para poder rentabilizar en votos esas políticas.
Creo que nos queda mucho trabajo por hacer si queremos crearla...
P.D. Ya he leido la entrevista que haceis a Juan Galán. Coincido con el en que los sindicatos son los mayores enemigos de la libertad, por lo menos aqui en Asturias. En algunos concejos son autenticas mafias que lo controlan todo. Y si los criticas en los medios, la noticia aparece censurada.
saludos desde Asturias.
Esperanza de Liberal NO tiene NADA!!!
Creo que Stewie Griffin tiene razón.
Cierto que las políticas de Esperanza no son liberales al gusto de los que por estos lares nos movemos. Pero obviamente, una política más liberal sería fagocitada inmediatamente por la propaganda.
¿Alguien se acuerda de la reforma laboral del PP? Sólo proponía cosas de sentido común, y la presión de la calle obligó a retirarla.
Creo que la labor de Esperanza está siendo importante para el liberalismo. La promoción del mismo que está haciendo creo incluso que está siendo bastante acertada, dentro del ámbito político en el que nos movemos.
Ya tocará al siguiente aprovechar el auge del liberalismo, promovido entre otros por la Aguirre, para proponer medidas más liberales. Pero no se puede vender en política todo un bloque contrario a la mentalidad tradicional del pueblo desde el principio, salvo que quieras quedar fuera de juego.
Un saludo
Estoy de acuerdo con Séneca, la derecha conservadora social de 'psoe terrorista' no me gusta nada de nada, tiene el mismo estilo que la izquierda autoritaria. ¿Por qué debe ser mejor que a usted le pongan el metro que a una persona transexual (porque un transexual no es un homosexual) le financien una operacion? ¿Por que tienen que prevalecer sus fines o deseos sobre los demas?
Lo que habria que protestar es contra la intolerancia por decreto tipo 'psoe terrorista'.
Saludos.
Libertarian
Publicar un comentario