viernes, diciembre 28, 2007

Microestados: una vía al anarcocapitalismo


Seguro que recoráis este spot de IKEA. Realmente no sé si aún lo siguen pasando. Aunque es evidente que el objetivo del creativo publicitario no era dar cancha al libertarismo (o eso supongo) realmente se pueden sacar ideas sugerentes cara a comunicar el mensaje.

Lo que no es un anuncio sino realidad son los llamados microestados. Aquí creo que se debe realizar una puntualización importante. Se distingue entre microestados y micronaciones en base al reconocimiento o no por la mayoría de los estados del mundo. Los que hayáis estudiado Derecho internacional público (DIP) sabréis de las enormes complicaciones de este tema. No quiero meterme en ello porque no es el objetivo del post y porque no controlo del tema lo suficiente. Para que os hagáis una ligera idea de por dónde van los tiros pensad que los países antiisraelitas no reconocen el estado de Israel, o historicamente China no ha reconocido Taiwán... En definitiva, estamos ante disquisiciones estrictamente políticas que contaminan el jus cogens. Ilustrativo es el artículo 3 del Convenio de Montevideo:

The political existence of the state is independent of recognition by the other states.

De lo anterior podemos inferir que las cosas existen aunque nos neguemos a verlas. Muy lógico, por otra parte, debido a la politización del DIP de la que antes hablaba.

Los microestados que traigo a colación son múltimples y variados. Algunos son verdaderamente extravagantes pero con lo que nos debemos quedar aquí es el deseo de ciertas personas de segregarse del estado colonizando territorios que van poco más allá de una plataforma petrolífera pero cuyo significado es enorme. La tesis de la fragmentación de los actules macroestados en microestados como camino hacia un mundo libre tiene aquí una variante sugerente.

Información (wiki).

Vía WebUrbanist.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siento discrepar. Puede que los microestados de los que hablas sean la puerta del anarcocapitalismo, pero te aseguro que también de la violencia, el caos y la falta efectiva de libertad. Me esplico. La paz social necesaria para que los procesos de mercado generen todos los beneficios de los que son capaces, sólo es posible cuando los individuos comparten un marco normativo estable y ordenado. El debate reside en cómo debe ser ese marco. Cuando hablamos de multiplicar los órdenes, los poderes públicos, y por tanto, los ámbitos de soberanía o Estados, solo complicamos las relaciones intersubjetivas. Para que eso del anarcocapitalismo fuera en cierta medida posible el camino a seguir debería ser la constitución de un orden normativo común así como de instituciones necesarias comunes.
El hombre por sí solo no llega a ninguna parte. Pero tampoco lo hace si no guarda ningua relación con los otros, y además, comparte un nexo común ordenador de la vida en sociedad. Es decir, necesitamos orden y poder público, el debate está en qué medida y cuántos.
Es mi opinión. Saludos!

alberto.djusto dijo...

Creo que el problema es de entendimiento más que de opinión. Verás, cuando postulo en favor de los microestados no lo hago pensando en múltiples marcos normativos que impidan el entendimiento entre sí, sino que me refiero a múltiples órdenes jurisdiccionales, me explico. Una cosa es defender al individuo como único depositario legítimo de la soberanía y por ende entender que un microestado está más próximo a esa idea que uno macro, y otra bien distinta apoyar la incompatibilidad normativa entre sujetos.
En definitiva, lo que yo defiendo son microestados soberanos pero que puedan por ejemplo comerciar sin problemas derivados de marcos jurídicos demasiado diferentes. Y cuando uno es pequeño el aislacionismo es sinónimo de muerte por lo que se vería obligado a entenderse con el vecino para poder sobrevivir bajo un marco de costumbres comerciales semejante.