Ciertemente, no se esperaba una gran emoción. Si acaso ver cómo se deslomaban los árabes por conseguir los casi 10 millones de pesetas que ayer mismo les había prometido un jeque sentado en un elegante sillón de rojo terciopelo que alguien le había plantado en el mismo césped para verles entrenar desde el burladero. Bueno, pues ni eso.
Los nuestros, que tenían la oportunidad de demostrarle al míster las cartas de cada quien se han pasado el partido empeñados en hacer un gol que les valiera el egoísta trofeo de salir en la foto.
Ciertamente, el partido ha parecido más un proceso de paz, que una lucha deportiva por el triunfo. Quizás haya tenido en esto algo que ver la macabra presencia del ministro Rubalcaba en el palco de honor.
2 comentarios:
Ahora a ver contra quien nos toca en octavos... A por ellos, oé!!!
Saludos.
Pues mejor que Rubalcaba no aparezca en el partido contra Francia.
Felicidades y a seguir así.
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