lunes, diciembre 10, 2007

STALIN, UN CASI NOBEL DE LA PAZ

Todo el mundo sabe que el tema de la guerra es algo complicado. Guerrear en sí mismo, en cuanto se haga de manera individual y a pequeña escala, es cosa generalmente bien vista y harto promocionada que deja tras de sí cieta estela de valor y admiración. Sin embargo, cuando el tema pasa a escalas superiores y el asfalto de la calle es sustituído por el terciopelo ministerial, cambia el asunto y el gentío empieza a afilar las garras y a enjugar las gargantas pues que no le gusta un pelo la cosa sentimental de la sangre infantil inundando ciudades, el telediario bombardeando mentiras a la hora del almuerzo y todo en este plan.
Pasando al nivel de lo teórico, de lo ideológicamente puro, resulta que se produce una paradoja de la que ya nos avisó nuestro querido Albert Esplugas, con toda su certeza y su acento catalán. Decía Albert que choca cómo la izquierda sociata, tan enamoradiza del Lebiatán cuando se juega en casa, echa los pies por delante cuando de llevar el brazo de hierro estatal más allá de las fronteras se trata mientras que, por contra, los supuestos liberales, tan puntillosos con el monstruo de puertas para adentro, depositan en él tremenda confianza cuando la peli se rueda en exteriores.
Pues bien, cosa parecida sucede con la paz, que es algo mucho más digestivo y presumiblemente más facilón de entender. Para no irnos muy lejos, podemos ver las vueltas que se nos traen nuestros representantes (...) parlamentarios cuando de hablar de la ETA, por ejemplo, se trata. Así, aparece súper Z diciendo que lo que él quiere es la paz, que hay que hablar en nombre de la paz y que Otegui es un hombre de Paz. Pero que nadie se engañe. La sesera de nuestro sufrido Zapatero no bebe de aguas propias, sino que la cosa es algo muy estendido por sobre la geografía mundial teniendo el caso más sangrante, por lo que de oficial y protocolario y de postín tiene, todo el asunto de los premios Nobel, que son algo así como un cachondeo con mucho glamour para que después vuelva el agraciado al pueblo y todos le rían las gracias. Podríamos ir hablando por categorías, pero ateniéndonos al tema que aquí nos ocupa, uno encuentra que en nombre de una paz que no sé sabe muy bien cuál es, han sido galardonada, por ejemlo, gentuza de la calaña de Kofi Annan, Yaser Arafat, Rigoberta Menchú, Jimmy Carter, Henry Kissinger, el vietnamita Le Duc Tho (uno de los fundadores del Partido Comunista de Indochina y organizador de las fuerzas del Viet Minh) y así hasta el viejo verde Gore.
Pues bien, por si no resultara todo demasiado escandaloso, resulta que ahora nos enteramos de que entre los nominados al dichoso premio estuvo, por dos veces, el mayor monstruo que en la historia ha habido, también llamado Josef Stalin.
Uno, ante tal noticia, casi que lo que más siente es no haber podido ver la cara del tirano viendo cómo otro le arrebataba el premio.
Por los organizadores suecos, un suave desprecio. Nada más.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pero que se peude esperar del Nobel.