viernes, junio 23, 2006

MADRID ES MOSCÚ

Al hilo de la última de Gallardón -que ya comenté ayer- me viene a la memoria una escena de Tiovivo, Madrid circus 1950, de José Luis Garci.
En esta sucede lo siguiente: En una mesa de café tres comensales discuten, bajo la atenta mirada de la dueña del local, sobre los cambios que está viviendo el Madrid de los 50. El uno dice que se está europeizando, que "cada día crece más a lo alto, como Nueva York". Ante esto, el otro responde que lo que en realidad está sucediendo es que "se están perdiendo las esencias". "¿Pero qué esencias?" reprocha el primero, a lo que el tercero, típico chulapo, increpa afirmando con rotundidad que a él "el casticismo, que viene de casta, no le parece nada mal. Claro que -continúa con toda la mala leche- quizá en esto influya el haber nacido uno en Madrid, no como usted, que nació en Teruel". "Oiga, oiga, que yo llevo viviendo aquí desde los 13 años", lo que es respondido con la gracia seca y chulesca del castizo con la siguiente sentencia: "Sí, eso es lo bueno de Madrid: que admite la doble nacionalidad". Tras esto, vuelve al debate el segundo: "Pues yo lo que creo es que Madrid no se está europeizando, ni se parece cada día más a Nueva York. Madrid es Caracas. Dése usted si no una vuelta por los Nuevos Ministerios".
A todo esto, irrumpen en el bar dos policías cuyas gafas y gabardinas cantan más que todas las sirenas del mundo. Cruzan el bar y se dirigen a un muchacho que está sentado justo detrás de nuestros contertulios, al que dirigen el típico saludo de la policía de la época: "Documentación". Se la requisan junto con el libro que estaba leyendo. "Acompáñenos". "¿A dónde?". "Tú que crees". "Pero oigan, si yo no he hecho nada". "Te advertimos que si opones resistencia será peor". "Pero si no es que me resista, es que me gustaría saber de qué se me acusa". "Allí te lo dirán. Vamos". El muchacho se levanta, bajo la atenta mirada silenciosa del bar entero. Hasta el ruido de los vasos se ha apagado. Después, nada más salir, toma la palabra, tras la barra, la dueña del bar para sentenciar el debate anterior: "Madrid ni es Caracas ni es Nueva York. Madrid es Moscú".
Pues eso. Que Gallardón no nos venga con cuentos. Que no nos cuente que nos está modernizando Madrid. Que no nos cuente que quiere hacer de ésta la ciudad más moderna de Europa. Que no nos venga con el mestizaje y el Madrid que acoge caritativamente a todo el mundo. Necesitamos que alguien, con el mismo poder que la dueña del bar de Garci, le suelte eso de que Madrid es Moscú. De momento, el único que puede hacerlo es el pueblo madrileño, tras la barra del bar de las urnas. Apenas dentro de un año.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que grande es el cine de Garci, y que poco se le valora por nuestros "cineastas superprogres" chupones de la teta pública.
Gallardón ¿porqué en vez de hacer tanto el gallardín, no solucionas de verdad los problemas que vivimos los madrileños?. Tras las calles de Gran Vía y aledaños existe un submundo marginal de droga y comercio carnal que es escandaloso. ¿Porqué no pones remedio a eso, entre otras muchisimas cosas, si de verdad quieres cambiarnos Madrid?.
Madrid es un decorado de cine, solo fachada.
Saludos

Anónimo dijo...

Estoy convencido de que Gallardón está jugando a "la política", lo único que le importa es ser presidente del gobierno, para ello se ha trazado un plan en el que se incluirían algunos puntos:
- Ser aceptado por Polanco como marioneta de sustitución de ZP.
- Ir como segundo del PP en las listas al Congreso.
- Que el PP pierda las elecciones autonómicas en Madrid, como único modo de desembarazarse de Esperanza Aguirre. Con este punto se explican algunas de las medidas de Gallardón, como los parquímetros, la subida de impuestos, las insufribles obras y, ahora, las lucecitas de neon.
- Que Rajoy pierda las elecciones y que España vaya de culo (con perdón) para postularse él como el salvador moderado y amable que se necesita.