LA ESTUPIDEZ ES UNIVERSAL, PERO NO UN DELITO

Da gusto comprobar cómo la izquierda toda lo primero que hace al ocupar el poder es, precisamente, encargarse de ejercerlo.

El poder es el fin único que les mueve. Más allá no hay nada. Más acá, lo que haga falta: sin hay que pegar tiros, se tiran; si hay que dar golpes de estado, se dan; si hay que hacer la revolución, se hace; si hay que apalear al partido gobernante y servirse de la sangre caliente de 200 muertos, se apalea a los primeros y se utiliza a los segundos. Es igual. El caso es alcanzar el poder. Después, mantenerlo a toda costa.

Como el caso patrio es ya conocido por todos -los que quieran conocerlo, claro- me fijo hoy en el descaro absoluto del mandamás de Venezuela. Hugo Chávez, alias el gorila rojo.

Este tipejo, a parte de los asesinatos que lleva en la mochila y el petróleo que guarda en el bolsillo, tiene las manos llenas de cargos políticos que repartir entre los tres poderes del estado, que para eso son los tres suyos, qué carajo. Y si lo del petróleo no le gusta nada darlo a repartir, como debiera hacer a tenor de lo que predica en sus shows y lo que tocaría en pos de su ideología, lo de repartir cargos se le da de muerte, digo de miedo, digo de fábula.

Así, el gorilón ha nombrado vicepresidente del corral al que era presidente del Consejo Nacional Electoral, José Rodríguez. A saber los favores que le debe al guardador de las garantías democráticas (¿?). Además, su hermanito Adán Chavez ha sido nombrado ministro de educación.

¿Y qué dicen de esto los venezolanos?, ¿son tan estúpidos que no se dan cuenta?, ¿será capaz de acabar con tal idiotez general el nuevo falamante ministro?

Ya queda poco para que todo el país se convierta en lo que hasta hoy es sólo una visión de futuro en miniatura...

PS: Hablando de estupideces, es de rigor decir que los idiotas son sólo eso: idiotas. Pero no delincuentes. Por eso, insúlteseles, señáleseles con el dedo, mándeseles a educar con el hermano de Chávez o trátese de ponerles en el buen camino, pero que nadie criminalice la estupidez, porque no es ningún delito.