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El mercado siguió subiendo y subiendo. Cuando estábamos de gira, Max Gordon, el productor teatral, solía ponerme una conferencia telefónica cada mañana desde Nueva York, sólo para informarme de la cotización del mercado y de sus predicciones para el día. Dichos augurios nunca variaban. Siempre eran "arriba, arriba, arriba".
… y terminó así:
Algunos de mis conocidos perdieron millones. Yo tuve más suerte. Lo único que perdí fueron doscientos cuarenta mil dólares (o ciento veinte semanas de trabajo, a dos mil por semana). Hubiese perdido más pero era todo el dinero que tenía. El día del hundimiento final, mi amigo, antaño asesor financiero y astuto comerciante, Max Gordon, me telefoneó desde Nueva York. [...] Todo lo que dijo fue: "¡la broma ha terminado!" Antes de que yo pudiese contestar el teléfono se había quedado mudo...se suicidó.
Lo pongo, mayormente, para que vayamos asumiendo que también aquí se ha terminado la broma...
3 comentarios:
¿Los que tenemos algo de dinero ahorrado entonces somos unos privilegiados?
Si coup, y yo añadiria el calificativo de avaro pequeño burgues. Sugiero que expies tú culpa donando de forma libremente obligada esa cuantía para la causa y así apoyar la abolición del capitalismo opresor y de la siniestra racionalidad economica.
Yo te lo guardo camarada. No obliges a proceder a tú reeducación.
TODO EL PODER A LOS SOVIETS!!
Por cierto muy buena la historia, aunque inquiete.
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