LIBERAL 100% MALTRATADO EN RED…LIBERAL

Érase una vez que se era la historia de un agregador de blogs liberales en España. Allí, cada tarde, cada mañana, cada madrugada incluso solía debatirse acerca de la vida y milagros del liberalismo. Tanto se debatió que las cabezas más brillantes del movimiento patrio llegaron a enconarse de tal manera que cada uno reclamaba con más ahínco que el anterior el título de macho alfa y verdadero defensor de la causa. Tal dispersión se dio que llegó a darse el caso de quien, con el único afán de diferenciarse, se atrincheró en la defensa de la educación estatal centralizada, por ejemplo. Corriendo el tiempo, sin embargo, nadie abandonó la idea de que este agregador de blogs seguía siendo algo así como el patio vecinal del liberalismo español y a ello contribuyó el acuerdo tácito de todos cuantos participaban en sus tertulias a hablar de vez en cuando de los grandes valores innegables: criticar impuestos, denunciar el crecimiento estatal, señalar la politización de la justicia… pero la carne es débil y a los instintos no se les gana con buenos propósitos por lo que no tardó la cosa en desviarse. Tan brusco fue el volantazo por parte de muchos que a lo único que dedicaban su tiempo era a insultar con aires cainitas, a dictar lecciones desde lo alto de un bidón con ademanes de mesías desmelenado, a defender causas que en otro tiempo hubiesen sido dignas de las mayores críticas y a salir a la cancha con las camisetas de los más disparatados partidos políticos. Con todo ello, lejos de sorprender no pasó sino por la coherencia más absoluta el hecho de que cuando en el primer país del mundo dio un paso al frente el único –el único- verdadero liberal, cargado de esencias históricas y principios verdaderos que se presentaba a unas elecciones atendiendo al nombre de Ron Paul nadie –nadie- le hiciera en nuestro ruedo ibérico y cerril el más mínimo caso y nadie –nadie- se prestara a dedicar su tiempo a apoyar una causa insólita por lo que de sueño probable tiene y perfectamente coherente –esta sí- con el liberalismo pata negra. Era demasiado pedir en un sitio que no dejaba de ser, por más que se quisieran vender otras cosas, un patio de vecinos cotillas, chismosos y con el puñal en la mano. Un patio profundo, sin vistas al mundo, de cerrado y sacristía. El patio en fin del que no ha terminado nunca de salir España. Ayer me lo decía mi barman: “desengáñate Juanjo, esto se va a la mierda, somos el norte de África”. Él es de naturaleza exagerada, pero algo de razón tiene.

Con todo… ¿hay quien realmente se atreva a hablar de una revolución liberal en España? Curiosa revolución la formada por unos cuantos que mientras se levanta y echa a andar “the most exciting development in libertarian politics in a century, or maybe ever”, se dedican a parlotear politiqueos de peluquería barata, despreciando cuanto ignoran y defendiendo, entre rebuzno y rebuzno, sus ausencias en base al dogma de eso que ellos llaman “realidad diaria” dejando ver con ello su incapacidad de ir más allá de cuanto acontece en el corral de sus casas. Dentro de mil años, como siempre, llegaremos nosotros a la cita. Y además llegaremos –lo aventuro- dando lecciones a los demás.

Ahora me voy a que Libertarian (qué bien lo está haciendo, coño) me cuente cómo van las cosas con Ron Paul en el primer mundo y me explique cómo es eso de que hay un tipo que resulta que ha hecho con todo lo que uno –siempre junto a la inmensa minoría- ha leído en los mejores libros, ha discutido en los bares cada noche, ha escuchado en mil conferencias, ha perfilado en el mundo abstracto y total de las ideas… un programa electoral de carne y hueso y se ha echado al monte de la opinión pública a cantarles las verdades del barquero haciendo despertar y andar y correr y clamar y sonreír y saltar y soñar que se puede conseguir el triunfo de una revolución pacífica a un enorme puñado de oficinistas y amas de casa y granjeros y prostitutas y soldados y estudiantes cuya única y anhelante ilusión no es sino la libertad plena y cargada de contenido.

Sigan aquí, entretanto, las riñas y los duelos pueblerinos.



PD: Por ahorrar los rastreos tomateros, me cuentan que una vez le puso los cuernos a una antigua novia del instituto. Por eso, y por otras cosas, puede que tengan razón los recelosos de todo cuanto Ron Paul representa.