NNGG, DEJADME EN PAZ

Fue Chicho Sánchez Ferlosio un genio a fogonazos, lo cual que se quedó a medio camino de haber llegado a algo, si es que a algún sitio se propuso llegar, que es cosa que sólo él y quizá los que le tuvieron cerca sabría. Ya dijo Baudelaire que para triunfar se le hacía a uno imprescindible ser sublime sin interrupción, cosa que no conseguía ni él, que con todo su malditismo y su oscurantismo y su canabismo –los prohibicionistas no consiguieron callárnoslo- tenía a veces que recurrir a patearse París con el pelo pintado de verde, como una llama de agua verde y maldita, por suplir versos que no salían. El caso es que en uno de esos fogonazos de Chicho, le salió aquella cosa de que “cuando canta el gallo rojo/ es que se ha acabado el día,/ si cantara el gallo negro/ otro gallo cantaría”.
Aquí, en el corralito patrio, en este portal de vecinonas cotillas, en esta España Hortera que dice Dragó, acabamos de sufrir los cantes de nuestro gallo rojo particular, que es ese señor de cejas cumbrosas y que se las pasa hablando de derechos, subvenciones y cosas así y puede que mañana suframos el cantar del gallo negro y aburrido y barbudo, de ese don Mariano con toda su querencia hacia la oposición –la suya, digo, la de registrador de la propiedad- pero que sin embargo, contradiciendo el fogonazo del escritor, a uno le da que de otro cantar nada de nada, tal que decíamos ayer.
No me interesa nada la campaña, claro, evidentemente, pero me encuentro borrones de la misma en cada periódico que abro, en cada página de internet, y en esto me he encontrado con que ahora les ha dado a los aparatos electorales por ponerse ocurrentes, a lo Chicho, solo que al nivel que les corresponde, claro, a esta clase política analfabeta, tan pujaltera, tan pepiñoblanquista, a la que por fogonazos no le salen más que chisporroteos a lo traca chusca y pueblerina. Los últimos han sido los cachorritos peperos, que me tocan especialmente esos cojones del alma que otros tocaron a Miguel Hernández, con eso de hablar de losjóvenes, así, todo junto, como si del mismo barro hubiésemos salido todos. Y no. Que no me junten a mí en ese losjóvenes pues nada me une con ese Sancho Panza Uriarte y su clan, que para colmo, y por si fuera poco, resulta que se enfadan con súper Z porque no les ha creado un Ministerio de la Vivienda, no ha cumplido con un tal Plan de Juventud 2004-2008, les niega el AVE (sic), les ha dado zapatillas y minipisos en lugar de una vivienda digna, deja a 7 millones de jóvenes sin ayuda al alquiler, seis de cada diez jóvenes tienen contrato temporal, un joven destina el 71% de su salario a la vivienda… y otras cosas espeluznantes por el estilo.
Así que, conténganse en lo suyo, que es robar y vivir del cuento, explotar y venderse como salvadores, destruir y ofrecerse a los arreglos, pero déjense encima de querer dar de graciosos. Y, a poder ser, de hablar en nombre de uno, con lo que le cuesta a uno a veces hablar en nombre de uno mismo.
Que me dejen en paz, o sea.