Al final de la 2ª Guerra Mundial y al comienzo de la Guerra Fría la Old Right americana era políticamente muy activa, y de hecho alcanzaría momentos de gloria en su oposición a la Guerra de Corea (1950-1953). Prácticamente toda la izquierda americana apoyó la intervención en Corea, con excepciones menores de comunistas. La más importante oposición en Estados Unidos vino de libertarios de derechas como los escritores y periodistas Garet Garret, John T Flynn y F.A. Harper, los senadores republicanos Bridges y Wherry y el congresista republicano Howard H. Buffet.
Buffet (1903-1964), congresista republicano durante cuatro mandatos, fue director de campaña del célebre senador republicano antimilitarista Robert Taft, y siempre defendió los valores del liberalismo clásico como el libre mercado, la moneda sólida o una política exterior no intervencionista. Participó en revistas de la derecha americana tan relevantes como 'The Freeman' o 'Human Events'. En los años '50 se interesó por los escritos de Aubrey Herbert, que resultó ser seudónimo de Murray Rothbard, héroe intelectual mayor de la derecha libertaria y hacedor ideológico del pensamiento teórico anarcocapitalista. Ambos, el republicano Buffet y Rothbard, llegaron a ser amigos y establecieron una extensa correspondencia. Rothbard le llegó a denominar "el más extremo de los extremistas" en su defensa de la libertad individual (que nos recuerda a la célebre cita del republicano Barry Goldwater "el extremismo en la defensa de la libertad no es vicio, y la moderación en la defensa de la libertad no es virtud", si bien Goldwater, aunque mantenía los principios de la Old Right en muchos campos, en política exterior se distanció claramente de sus postulados).
Fue crítico desde el primer día con la Doctrina Truman de la Guerra Fría (antecedente directo de la doctrina neoconservadora en política exterior, de cuño izquierdista), que según él, no haría sino apuntalar a los dirigentes comunistas en el exterior.
Toda la Doctrina Truman la consideró, además, la excusa perfecta para acabar con las libertades en casa, como se avizoró con las medidas especiales de conscripción que implementó la administración demócrata de entonces. "Incluso si fuera deseable, América no es bastante fuerte para vigilar el mundo por la fuerza militar. Si esta tentativa triunfa, las bendiciones de libertad serán substituidas bajo coacción y la tiranía en casa. Nuestros ideales cristianos no pueden ser exportados a otras tierras a través de las armas". La entrada en la Guerra de Corea por parte de Estados Unidos la vivió en su última legislatura, y entre otros, usó el argumento de inconstitucionalidad que Ron Paul emplea desde 2003 para criticar el inicio de la Guerra de Irak por parte de la administración de G. W. Bush., pues en ambas avenrturas exteriores se lanzó Estados Unidos sin el respaldo del Congreso sino sólo con el mandato presidencial: "En su abolición de la libertad, el alistamiento en tiempo de paz ensombrece todo otro colectivismo y reglamentación. Cuando el gobierno americano recluta a un muchacho para ir 10.000 millas a las selvas de Asia sin una declaración de guerra por el Congreso ¿qué libertad nos queda? Los beneficios para el acero estadounidense no son más sagradas que el derecho de un muchacho a su vida".
El declinar de la influencia política de los paleoconservadores o la Old Right sobre el Partido Republicano comenzó precisamente tras la Guerra de Corea, cuya intervención americana había desatado tantas críticas por parte del republicano Buffet. Una de las principales causas de este debacle dentro del GOP vino propiciada por una nueva revista que empezaría a sentar las bases de las líneas más oficialistas del nuevo republicanismo. Se delineó el nuevo conservadurismo, el neoconservadurismo, impulsado singularmente por National Review, realmente una extraña alianza editorial entre antiguos marxistas, católicos, algunos libertarian y conservadores de nuevo cuño seducidos por el 'internacionalismo' de cariz progresista de Wilson-Roosevelt-Truman.
Hoy, medio siglo después, los Ron Paul Republicans, que cruzan las líneas geográgicas de Estados Unidos, han abierto una intensa cruzada por recuperar el verdadero y auténtico conservadurismo americano que una vez fue.
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