[VÍDEO] R.Reagan (1981): "En esta presente crisis, el gobierno no es la solución a nuestros problemas, el gobierno es el problema. De vez en cuando, hemos estado tentados a pensar que la sociedad se ha vuelto demasiado compleja para ser manejada por el autogobierno, que el gobierno en manos de una elite es superior al gobierno de, para y por las personas."
(Intento de asesinato de Ronald Reagan)
Barry Goldwater (1964, Convención Republicana): "Me gustaría recordaros que el extremismo en la defensa de la libertad no es vicio, así como la moderación en la búsqueda de la justicia no es virtud". "Nunca lo olvidéis, es una sola libertad bajo la cual se creó este país: ¡ser libres del gobierno!"
R. Reagan (1987): "Mr Gorbachov, ¡tire este muro!"
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El propio Goldwater ganó por pocos votos en la Convención Nacional Republicana donde, finalmente, se enfrentó a Rockefeller con frases ya míticas. Congreso, por otra parte, donde se inspiraron pensadores e ideológos británicos para impulsar un movimiento en su país que cuajaría en 1979 con la victoria de la primera mujer en unas generales británitcas: Margaret Thatcher. Johnson ganó indiscutiblemente en votos (43 millones frente a 27) pero Goldwater ganó en entusiasmo: uno podía ver en la campaña presidencial pegatinas de apoyo a Goldwater y a Johnson en una relación de diez a uno respectivamente.
Entre las muchas personas y jóvenes había alguien que había votado en su día a F. D. Roosevelt, que había apoyado públicamente al también demócrata Truman y que provenía de una familia firmemente demócrata. Aquella persona cambió de parecer al oír discursos y argumentos como los de Goldwater y había decidido sin lugar a dudas que aquellas eran el tipo de razones e ideas que realmente les movían. Aquella persona incluso llegó a grabar un discurso que emitió la televisión apoyando públicamente la candidatura de Barry Goldwater para 1964, un discurso titulado "Tiempo de Elegir" que pronunció en aquella convención republicana decisiva. Aquella persona se llamaba Ronald Reagan. Un discurso de Reagan tan claro como quiso ser siempre Goldwater:
Los Padres Fundadores sabían que un gobierno no puede controlar la economía sin controlar a la gente. Y sabían que cuando un gobierno se decide a hacer, debe usar la fuerza y la coerción para lograr su objetivo. Así, ha llegado el tiempo para elegir.
Los republicanos de hoy en día gustan de recordar más la victoria de Goldwater en las primarias que su derrota contra Johnson porque no deja de ser cierto que aquel fue el alimento que vigorizó el entramado ideológico de la derecha con sus think tanks, editoriales, instituciones, periódicos, revistas… que empiezan en aquellas fechas a tomar cierto cuerpo. Phillys Schafly, una muy destacada mujer activista republicana, publicó por aquellas días A Choice, not an Echo ("Una Elección, no un Eco"), convertido en uno de los lemas de la campaña republicana, y que condensaba gran parte del ideario goldwateriano. El propio manifiesto de Goldwater había vendido casi 4 millones de ejemplares para el final de la campaña de 1964. Todos los simpatizantes empezaron a demandar literatura de derechas que rompiera sin lugar a dudas con el consenso de aquellos años. La mítica revista de derechas National Review, fundada por Buckley en 1955, empezó a incrementar constantemente sus lectores a partir de entonces.
Apodado Mr. Conservative, Barry Goldwater perdió claramente las elecciones de 1964 frente a Lyndon Johnson, y aunque no volvió a tener ningún primer plano político, se mantuvo como político republicano prácticamente hasta su muerte en 1994. Fue senador republicano por Arizona (irónica coincidencia con el progresista McCain) hasta 1988, y mantuvo su ideario libertario hasta el final de su carrera política. Hay quien dice, las malas lenguas, que tenía envidia de Ronald Reagan, quien en 1980 se hizo con la presidencia de Estados Unidos con un ideario, como el suyo, centrado en la preservación de la libertad jeffersoniana, algo que no pudo conseguir Goldwater 20 años antes. Cierto que la atmósfera había cambiado mucho, y el consenso impuesto por los demócratas progresistas se había en gran parte evaporado, pero no deja de ser cierto que Reagan tenía un don de convicción envidiable.
Aunque fue republicano hasta el final de sus días, Goldwater no se achantó lo más mínimo cuando se trataba de criticar a su partido desde su personal óptica libertaria. Le repugnaban los conservadores sociales que pensaban que quizás podría ser no muy bueno el Gobierno cuando se entromete en la economía, pero debía, eso sí, preservar la moral privada. Llegó a decir que a conservadores sociales como Jerry Falwell había que "darles una patada en el culo", y siempre se mostró firme partidario del supuesto derecho al aborto ya que esta decisión "debería ser de la mujer implicada, no del Papa ni de ningún bienhechor público ni de la derecha religiosa." Su propia mujer fundó de hecho una asociación pro abortista, Planned Parenthood Arizona, y su misma hija se sometió a un aborto ilegal. Acusó a Pat Robertson, líder carismático de la derecha religiosa, de querer convertir a los republicanos en una congregación religiosa.
Pero a la derecha aún le quedaría por soportar uno de sus mayores demonios políticos y que, a la postre, pondría en bandeja los argumentos para la derecha: Lyndon Johnson.
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