La Ronpaulmanía alcanza a los Clinton

Que en estas elecciones el Ron Paul Movement ha alcanzado cotas insospechadas incluso, y especialmente, para sus propios patrocinadores lo demuestra, entre otras, la propia nueva jerga política que ha surgido en torno al candidato republicano más heterodoxo y libertario en largas décadas: Los ronpaublicans han desplegado la Ron Paul R[LOVE]UTION. Para el anecdotario a compartir, un amigo salmantino que estuvo en San Franciso allá por febrero me contaba hace dos días, sorprendido, cómo en la ciudad uno podía encontrar paredes pintadas en favor de Ron Paul, particularmente en el célebre y pluricultural barrio gay de El Castro, pero apenas de Obama.

Una de las brechas que ha tenido que abrir Ron Paul es iniciar, desde la soledad política, el debate acerca de la política monetaria, el dinero fiduciario y las ventajas del patrón oro y una moneda solvente. Hacía más de 50 años que ningún candidato se atrevía a poner en tela de juicio el sistema monetario vigente. Sencillamente, ningún candidato distinto tiene mínima idea formada sobre la cuestión, mucho menos algún tipo de programa.

Ron Paul, sin duda, ha logrado convencer a muchos conservadores de que la guerra preventiva y el complejo militar-industrial son ideas ajenas y aun perversas para un auténtico conservador americano. A otros tantos, conservadores o no, les ha hecho replantarse la utilidad de la Reserva Federal. Esta marea de ideas liberales que recorre, lenta y firme, la tierra americana, ha alcanzado, ver para creer, nada menos que a los Clinton. Sin pretenderlo, lo ha reconocido el portavoz de campaña de Hillary Clinton, Philippe Reines, quien ayer admitió en una rueda de prensa lo siguiente a propósito de la hija de Hillary, Chelsea Clinton, que la acompaña por doquier:

"[Chelsea Clinton] la verdad es que ha tenido que responder a más preguntas sobre qué le parece a su madre que el dólar vuelva al patrón oro [que cuestiones sobre su padre con Monica Lewinsky]. Se lo han preguntado unas 10 veces"

Todos sabemos que esto no puede explicarse si no es por el fenómeno Paul. Pero párense un segundo, ¿se imaginan a Hillary Clinton teniendo que articular más de 2 palabras seguidas sobre política monetaria? Desde luego no habría oro en el mundo con que pagar ese espectáculo.